Primero de Mayo – Desde el MSVD San Joaquín conmemoramos la historia de lucha de nuestra clase

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El primero de mayo es, sin duda, una de las fechas más relevantes para la clase trabajadora de todo el mundo, sin embargo, se ha intentado borrar de nuestra memoria colectiva a través de narrativas que “celebran” el “Día del Trabajo” y que pretenden eliminar la historia de lucha de nuestra clase.

Sabemos que para muchas personas esta historia es desconocida, somos conscientes del esfuerzo que han hecho los Estados y los capitalistas para desaparecer la memoria que nos une como trabajadoras; es por eso que nos parece importante fomentar conversaciones que den cuenta de nuestra historia, aquella que será preservada y formará parte de este presente de lucha, hasta que vivir dignamente sea una realidad para todas, todes y todos.

Por eso, hoy queremos compartir con quienes nos leen algo de la historia del Primero de Mayo, sus consecuencias y algunas reflexiones. Creemos que esta pieza introductoria puede ser útil para quien quiera conocer un poco más sobre la conmemoración. La historia detrás de este día es una demostración del coraje y la responsabilidad colectiva de obreros organizados, así como un recordatorio de la sed de sangre de los enemigos de la libertad. ¿Comenzamos?

¿Por qué se conmemora el Día Internacional de les Trabajadores?

El primero de mayo es una fecha para redoblar nuestras convicciones contra la opresión, es un día oficializado como de descanso no-renunciable en Chile y muchos países del mundo. Seguro usted conoce este día como uno donde no se trabaja (aunque sabemos que algunos empleadores intentarán endulzar el trato para que usted trabaje) y lo más seguro es que en ningún lugar o institución se mencione algo sobre la Masacre de Haymarket o del Día de los Mártires de Chicago y como su lucha por la jornada laboral de 8 horas culminó con su muerte.

Los Mártires de Chicago

Posterior a la guerra civil, tras una gran depresión económica en los albores de la Revolución Industrial en los Estados Unidos, Chicago era la segunda ciudad más importante del país y el hogar de miles de trabajadores y emigrantes, quienes cumplían con jornadas laborales de, en promedio, 12 horas (desde las 6:00 hasta las 18:00). Es entonces cuando trabajadores socialistas y anarquistas crearon organizaciones y sindicatos, se articularon alrededor de la exigencia de una reforma laboral con la consigna de: “Ocho horas de trabajo. Ocho horas de descanso. Ocho horas para lo que queramos” y consiguieron movilizar a 10.000 manifestantes en Nueva York, 11.000 en Detroit y 10.000 en Milwaukee, siendo Chicago el centro del movimiento con, aproximadamente, unos 30.000 a 40.000 trabajadores. Para lograr ese nivel de movilización, fue clave incentivar el compromiso y adhesión a la huelga, tener presente y hacer real lo señalado por August Spies: “manténganse unidos, levántense en torno a su sindicato o no tendrán éxito”.

Pero la lucha por la libertad nunca va sin fricciones u oponentes: la policía castigaba brutalmente las movilizaciones con una violencia desmesurada, a pesar de que la gran mayoría de marchas eran no violentas. Fue así como en una ocasión, anarquistas locales imprimieron y distribuyeron volantes para movilizarse en Haymarket. A pesar de que la convocación advertía: “¡Trabajadores, ármense y aparezcan a fuerza completa!”, la marcha ocurrió pacíficamente, bajo un cielo ligeramente lluvioso y con un espíritu de diálogo sobre la situación de la jornada laboral de 8 horas y problemas relacionados. Hubo voceros en vagones abiertos y un gran número de oficiales de policía. A las 22:30hrs, la policía marchó en formación exigiendo al vocero Fielden: “Te ordeno [Fielden] en el nombre de la ley y ustedes [dirigiéndose a la gente] que se dispersen”. En ese momento, cayó una bomba de fragmentación casera, en el camino de la policía, lo que provocó la muerte de algunos de ellos. Se inició un tiroteo que vació rápidamente las calles salvo por quienes perecieron. Si bien la policía alegó que la bomba formó parte de una conspiración planificada, no pudieron probarlo. Sin embargo, eso no los detuvo para enjuiciar con pena de muerte a 7 anarquistas, sin pruebas de tener alguna relación con el incidente.

Hoy la evidencia muestra que los anarquistas enjuiciados eran inocentes, el Estado dio pena de muerte a trabajadores a punta de pistola en las calles y de soga después del juicio de Haymarket. Pagaron con su vida el precio de organizarse por mejorar sus condiciones laborales. Sin embargo, en Estados Unidos no se conmemora el Día Internacional del Trabajador el 1 de mayo, sino el Día de la Labor el primer lunes de septiembre, a los Estados no les interesa que recordemos lo que históricamente nos han hecho, así que ante la desmemoria y los relatos oficiales, ante la exaltación de figuras opresoras y ante la intención de hacer desaparecer o minimizar las luchas de los pueblos, es crucial que como trabajadores y trabajadoras tengamos presente nuestra condición de clase dominada y que recordemos que dicha condición puede ser superada solo si nos organizamos, así como lo hicieron los Mártires de Chicago.

Hoy seguimos luchando por la vida digna, por condiciones laborales que se contrapongan a la explotación y en esa lucha, que se da a lo largo y ancho del mundo, nos hermanamos por un hilo histórico común que culmina en múltiples y variadas manifestaciones populares que, a su vez, alimentan a otras.

¡Vivan las, les y los trabajadores!
Movimiento Solidario Vida Digna – San Joaquín